Lectura: Hebreos 11:1 y Hebreos 11:6.
Por favor cambia tu mente a la forma de la de un niño para
que puedas entender la Palabra que Dios tiene para ti hoy.
La fe es un valor necesario para la vida cristiana, pero en
muchas ocasiones es menospreciada a través de nuestras actitudes. La fe se ha
convertido en una de esas palabras que hacen parte del diario diccionario
cristiano pero del que pocos de ellos hacen un uso verdadero. Algunas personas
dicen que tienen fe en Dios, pero cuando llega el más mínimo viento de
adversidad se olvidan de todas sus palabras (debo reconocer que hablo por
experiencia propia). ¿Por qué nos pasa eso? ¿Por qué un día nos sentimos el
cristiano más fuerte del mundo que puede hacer y deshacer lo que quiera, y al
otro negamos a nuestro Maestro como lo hizo Pedro? Sencillamente porque no
tenemos fe. Entonces cabe preguntarnos ¿Qué es la fe, realmente? Estas
declaraciones que nacen de la Palabra de Dios nos darán claridad en el asunto,
pero no sólo basta con escucharlas y aprenderlas de memoria, sino que hay que
ponerlas en práctica:
1. La fe es estar seguro de lo que se espera:
Seguro significa que no caben dudas, que no hay probabilidad
alguna de que un evento no se pueda dar. Cuando era más pequeño esperaba con
ansias (como la mayoría de los niños) a que llegara el día de Navidad para
recibir mi regalo; no sé si esté de acuerdo o no con esta tradición, pero mi
punto es que cuando llegaba ese día, yo estaba completamente seguro que
recibiría el regalo tan esperado. En mi cabeza no cabía la más mínima duda y
así es la fe.
Lastimosamente cuando crecemos nos olvidamos de este valor
porque las heridas de la vida nos hacen pensar que creer sólo trae dolor y
malestar, pero hay una buena noticia ¡Hay alguien en quién se puede confiar!
¡Hay alguien que nunca fallará! Es Jesucristo y vale la pena creer en Él.
Debemos imitar la fe de un niño que está completamente
seguro que recibirá lo que se le prometió. Jesús nos ha hecho muchas promesas,
la más importante de todas la vida eterna ¡Estoy seguro que él cumplirá todas
sus promesas.
2. La fe es estar convencido de lo que no se ve:
No vemos a Dios, pero creemos en Él. Muchas personas piensan
en Dios como una probabilidad, es decir, creen en Dios un 50% o un 60% o
algunos hasta un 90%; todos estos porcentajes surgen por la famosa pregunta “Y
qué tal si…” “Y qué tal si Dios no existe.”, “Y qué tal si no hay un cielo.”,
“Y qué tal si al final de la vida no valió la pena tanto esfuerzo.”. Quiero
decirle qué eso no es fe; la fe no admite ninguna clase de duda, ni ninguna
otra probabilidad a la del 100%, es decir, la seguridad que un evento va a
pasar. Si no hay tal convicción entonces no hay fe, y si no hay fe, no hay
nada.
La biblia nos muestra que la justicia de Dios se da por la
fe. Muchas personas intentan tapar ese vacío de fe haciendo buenas obras y
queriendo mostrarle a Dios que: “Aunque no estoy seguro de ti, hago cosas
buenas; así que si existes, déjame ir al cielo.” Aunque suene ridículo es lo
que muchas personas hacen (yo también lo hacía). A Dios no lo convencen
nuestras buenas obras, sino nuestra convicción que tengamos de Él.
La fe es estar convencido de algo aunque esto no se vea en
el momento. La fe es ir más allá del ámbito de lo posible, de lo visible y de
lo lógico; y sumergirse en un ambiente de gloria y majestuosidad, donde los
ciegos, ven; los sordos, escuchan; los esclavos, son liberados; los muertos,
reciben la vida. Jesús lo dijo: “¿No te he dicho que si crees, verás la gloria
de Dios?” Juan 11:38. Eso debe ponernos a pensar.
3. Sin fe es imposible agradar a Dios:
Si quieres agradar a Dios de verdad, un requerimiento
indispensable es la fe. Pablo plantea dos razones muy lógicas para este
requerimiento: “porque es necesario que el que se acerca a Dios crea que le
hay, y que galardonador de los que le buscan.” Es decir, si no crees que Dios
exista, ¿Para qué quieres agradarlo?; Y si no crees que Dios recompense a los
que lo buscan ¿Para qué lo vas a buscar?
Para agradar a Dios es necesario estar 100% convencido y
seguro que Él es real y que recompensa a los que lo buscan. Sólo si nos
acercamos a él sin ninguna duda y en plena certidumbre de fe podremos agradarlo
y ver su gloria. Solo si creemos en él, podremos conocerlo.
Recuerda que:
1. Debes estar 100% seguro que recibirás las promesas de
Dios en Cristo.
2. Debes estar 100% convencido de Dios.
3. Para agradar a Dios debes estar 100% seguro y convencido
que Él es real y que recompensa a los que lo buscan.
QUE DIOS LOS BENDIGA
“Bienaventurado el
varón que no anduvo en consejo de malos, ni estuvo en camino de pecadores, ni
en silla de escarnecedores se ha sentado; sino que en la ley de Jehová está su
delicia, y en su ley medita de día y de noche. Será como árbol plantado junto a
corrientes de aguas, que da su fruto en su tiempo, y su hoja no cae; y todo lo
que hace, prosperará.”
Salmo 1:1-3
Autor: Juan Felipe Caro Valencia
Obtenido de: http://destellodesugloria.org/blog/
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